Sin los otros no podemos ser nosotros mismos
10 marzo 2022Tanto nuestros socios como nosotros utilizamos cookies en nuestro sitio web para personalizar el contenido y la publicidad, proporcionar funcionalidad a las redes sociales o analizar nuestro tráfico. Al hacer clic, acepta el uso de esta tecnología en nuestro sitio web. Puede cambiar de opinión y personalizar su consentimiento cuando lo desee volviendo a este sitio web. Puede administrar su configuración de cookies haciendo clic en 'Administrar cookies'.
El don original de la Familia Salesiana de Don Bosco
La Carta de la Identidad de la Familia Salesiana es un importante documento de la Familia de Don Bosco, en la que se integran así mismo la carta de la comunión (1995) y la carta de la comunión (2000).
La identidad de la Familia Salesiana proviene del mismo Espíritu que impulsó a Don Bosco a pensar y a fundar, como "patriarca", esta familia, formada originalmente por cuatro Grupos.
Cada Grupo tiene aspectos propios de una misma identidad carismática, suscitada en los orígenes de un camino histórico específico que le lleva a descubrir un don original; este "don original" toma fuerza a partir del espíritu de Don Bosco diversificándose al mismo tiempo también de “modo original” en los distintos grupos.
La reflexión sobre la identidad carismática tiene su propia fuerza reveladora. En ella se puede palpar lo que el Espíritu Santo, aún hoy, pone en juego para la salvación de los jóvenes, en perfecta continuidad entre la iniciativa de Dios y la figura y la historia de Don Bosco. Es evidente que toda la Familia Salesiana es una componente esencial de la Iglesia, en perfecta comunión con ella, originada por el misterio de la Santísima Trinidad.
Al ser un don, la Familia Salesiana vive intensamente una espiritualidad cotidiana y apostólica: cotidiana, porque se alimenta y toma fuerza de la relación con el Altísimo en lo cotidiano; y apostólica, porque toma su forma específica en las relaciones y el servicio.
Se da una profunda compenetración entre la voluntad de Dios y el servicio a los hermanos, en una continua búsqueda de la verdad, exactamente como María, Madre de la Iglesia y de la Familia Salesiana, con aquel horizonte de vida con el que el Señor la conducía siempre "un poco más allá", hasta llevarla al pie de la cruz, permaneciendo una presencia viva, continua y misteriosa, acompañando a su Hijo.
En la identidad carismática de cada uno de los Grupos se da también “una forma original” de vivir la relación con Dios que se manifiesta en su acción apostólica. Tomo como ejemplo la Comunidad de la Misión de Don Bosco que, en sus cuarenta años de historia, ha descubierto que su propia espiritualidad, ciertamente salesiana, ha sido descrita, en la segunda Asamblea mundial de la Comunidad, como "Espiritualidad de la búsqueda". Se trata de una espiritualidad concebida precisamente como una búsqueda constante de la voluntad de Dios sobre la vida y la obra de la Comunidad, como lo fue para María, que vio su horizonte de vida y de fe desplazarse cada vez más hacia una entrega total y definitiva a Jesús.
Guido Pedroni
Comunidad de la Misión de Don Bosco